Paradojas relacionales
A estos patrones de conducta, es decir formas repetitivas e inconscientes de actuar, C. Argyris lo denomina Rutinas defensivas y son altamente nocivas para la salud de las personas, los v铆nculos que se construyen y los resultados a alcanzar.
En muchas organizaciones hay líderes que dicen determinadas cosas y hacen otras. Hay incongruencia entre lo que proponen y sus acciones.
Así se escuchan algunas historias como lo que sucedió a Michelle en una compañía multinacional en donde al momento de tomarla como profesional en el área contable le dijeron:
- “En nuestra empresa valoramos la iniciativa de nuestros empleados pero te pido que te alinees a lo que te dice tu jefe”.
- “Nos gusta que nos alertes si observás algo que no esté bien o que podrías superarlo pero mejor que no nos traigas problemas”.
- “Pensamos que la gente que toma riesgos puede crecer dentro de nuestra empresa pero si algo no funciona serás la responsable”.
- “Te pedimos que trabajes en equipo siempre colaborando con tus compañeros pero a fin de mes, miraremos si lograste tus objetivos”.
- “Hacé preguntas de lo que necesites saber para no equivocarte pero siempre aparentá que sabés. Consideramos debilidad de tu parte si demuestras ignorancia.”
- “Los resultados necesitan su tiempo para ser alcanzados pero mejor que lo logres lo más rápido posible, de eso depende que crezcas en la organización”.
Esta forma de hacer, es paradójica, incongruente y enloquecedora para cualquier persona que recibe este mensaje constantemente. Coharta la libertad de expresión, la creatividad y tiene un impacto negativo en especial en la construcción de confianza, los vínculos entre las personas y la sensación interna de cada una de las personas que forma parte de dicha empresa. En esta cultura organizacional, los empleados (cualquiera sea su cargo) se preocupan más en cuidarse de posibles y sorpresivos ataques, que de centrar su atención y energía en lo que sí tienen que realizar en relación a su puesto de trabajo.
¡Imagínense vivir así, al menos 8hs por día, durante los 365 días del año!!!!!
Para poder sobrevivir a esta forma de relacionarse y conversar es necesario ser resiliente y, atravesar obstáculos que no se resuelven lógicamente. Incluso necesitamos vivir como si no existiesen y eso hace que se enquisten aún más en el sistema de los que formamos parte. Lo que quiero decir, que aunque tomemos consciencia de lo que sucede no puedo exponerlas, ni abordarlas, ni mucho menos cambiarlas. De esta manera nuestros niveles de estrés suben y aparecen síntomas emocionales y físicos. Hay alta rotación de personal, alto porcentaje de ausentismo por enfermedad y en un extremo, infartos, burn out, entre otros.
A estos patrones de conducta, es decir formas repetitivas e inconscientes de actuar, C. Argyris lo denomina Rutinas defensivas y son altamente nocivas para la salud de las personas, los vínculos que se construyen y los resultados a alcanzar. Inclusive si se alcanzan es a costa de pagar un precio muy alto en donde la persona pasa a ser considera un recurso/ objeto más, sin importar el rol o cargo jerárquico que ocupe. Entre tantas paradojas planteadas en este artículo, la locura que se vive es que son las mismas personas que consolidan y generan estas formas de hacer y a la vez son las mismas personas las que tienen que encontrar formas para sobrevivir.
¿Este es el entorno donde querés trabajar? ¿Sos consciente de la forma en que culturalmente te invitan a participar en las relaciones con otros? ¿Te ha sucedido de tener la mejor predisposición para trabajar y resolver y al poco tiempo entender que estás en constante contradicción interna porque hagas lo que hagas quedás atrapado en discursos contradictorios? ¿Has vivido situaciones similares a la de Michelle?